Mira.
Esta historia lo mismo te interesa. Primero, la historia y luego una técnica de copywriting más antigua que tú.
Más antigua que tú, que yo y que nuestros vecinos.
Una suscriptora de mi membresía tiene un proyecto loco.
Se llama AguaBosque.
El proyecto, no la suscriptora.
La suscriptora se llama Celia.
Está alcanzando tanto nivel de popularidad, que el otro día Carlos Herrera habló en su programa de la Cope de lo que están haciendo con ese proyecto.
Un día me voy a reunir con ella, porque lo que está haciendo necesito entenderlo mejor.
Quiero ayudarla porque además, es una mujer tan optimista y cree tanto en lo que hace, que tiene todo mi respeto.
Su objetivo es plantar agua y crear bosques. Una movida. Pero una movida guapa.
Bien.
Celia está empezando a implementar mis formaciones y desde que lo hace, según sus propias palabras que hace públicas cuando le apetece, factura un mínimo de 4.000€ al mes.
Y va subiendo, este mes incluido. Incluso este mes.
Parece que hay a quien le molesta, pero hay gente que sigue vendiendo, algunos todavía más, afortunadamente para ellos.
Afortunadamente para todos.
Son los menos, no estamos ciegos, pero los hay y yo me alegro y lo celebro.
Estas cosas me alegran mucho siempre, y ahora más.
¿Y sabes qué técnica utiliza entre muchas otras?
Lee mis emails y cada noche, los copia a mano. Todos los días, sin excepción.
Escribir a mano es algo recomendado por los copywriters de la vieja escuela desde hace décadas.
¿Aburrido?
Bastante.
¿Efectivo?
Extraordinariamente.
Bueno, yo este mes voy a enseñar cosas que no tengo ni la menor idea de si te harán ganar mínimo 4.000€ al mes o no.
Ni idea. No deberías suscribirte por eso.
¿En qué casos es interesante suscribirse?
Pues muy sencillo; si tienes algo que vender y tienes un mercado interesado.
O sea, si lo que vendes no le interesa a nadie, no compres mi formación porque yo no soy un gurú 2.0 ni camino sobre las aguas, y milagros no puedo hacer.
Yo me dedido al copywriting y gracias a ello, vendo. Vender ahora no es un milagro.
Solo hay que saber hacerlo. Vamos, como siempre.
Isra Bravo