Mira.
A mí volar no me hace mucha gracia. Odio viajar y en avión más.
Me gusta mi cama. Mi rutina. Mi despacho.
No me gustan otras camas. Otras rutinas ni otros despachos.
Además sí, lo admito, soy de esos paletos que le tienen miedo al avión.
A ver, montar monto, pero sufro.
He pasado el fin de semana en Valencia por trabajo y ahora estoy de vuelta.
Ahora mismo, a las 15:30 que salta este mail, estoy en el avión.
Este mes he dormido fuera de mi cama 12 noches por trabajo. Muy mal.
¿Y qué hice en Valencia?
Comer paella.
Disfrutar de una luz mágica.
Conocer a un perro mudo.
Trabajar.
Andar descalzo por la orilla del mar.
Comer paella.
Pero ahora estoy en un avión.
Y como te decía, eso no me hace nada de gracia. Nada de nada.
Cuando el avión despega resulta que es como si me metieran una rata por debajo de la camiseta.
¿Sabes a qué me refiero?
Que noto cómo anda por mi tripa. Cómo va dando pasos y sus bigotes y hocico húmedo se meten por el ombligo.
Joder lo paso mal.
Cuando montas un negocio y no tienes ahorros, ni contactos, ni tiempo…
te sientes un poco así.
La rata pasea por tu tripa.
Así me siento cuando el avión despega, sudo, cierro lo ojos y rezo.
Bueno, espero que no se estrelle. El avión digo.
También muchas webs lo pasan muy mal por no escribir una buena página de ventas.
Tienen un servicio bueno, un buen curso… pero a la hora de venderlo, pues hay que saber plasmarlo.
Son las reglas. Es lo que tiene la competencia. O te formas o te pisan.
Esas también son las reglas.
Bien.
En mi boletín de abril que va junto al curso de email marketing, (hasta mañana 30 de abril) te enseño cómo escribir una carta de ventas, vendas lo que vendas, que sea tan buena, que incluso podrías vender un viaje en avión y que un acojonado como yo tenga ganas de montar.
Si no me crees, abre la página 13 del boletín de este mes, y mira el esquema que tienes que seguir para lograr emociones y reacciones.
Aquí lo tienes:
Isra Bravo