Suelo ser bastante pesado.
Lo asumo.
Mira.
Cuando trato de enseñar a alguien copywriting siempre le insisto en la innegociable necesidad de que estudie profundamente a su público.
A ver, no me refiero a rellenar una ficha con el tema de tu cliente ideal. Eso está bien como ejercicio y lo veo necesario, pero hablo de ir bastante más allá.
Saber que tu cliente ideal se llama…
-Ana.
-Tiene 42 años.
-Le gusta ligar y comer sushi.
-Y visitar museos y teatros…
Pues está bien. No digo que no tengas que saber eso, pero no es suficiente.
Hay muchas Anas ahí dentro.
Hay que estudiar profundamente a las Anas del mundo. Entrar en su cabeza. No como una manera de hablar.
Realmente sentir así. Como un actor (buen) interpretando un papel.
Cuando alcanzas ese punto, cuando llegas ahí, cuando conoces tan bien a la gente que podrías preocuparte por sus preocupaciones, todo lo demás, es fácil.
Llegar ahí, no es fácil.
Pero una vez llegas, es mucho más fácil vender.
¿Cuánto tiempo te lleva eso?
Pues depende, días, meses, semanas, años… no sé, depende.
De tus habilidades personales y de tu capacidad para seleccionar formarte con gente que realmente sea buena enseñado lo que sea que sepan.
De hecho, leí un libro del que hablo en la formación de marzo, que habla de una de las cualidades y necesidades más importantes que deberían tener los vendedores en una feria comercial.
Realmente, no había pensado en nada así hasta que lo leí.
A raíz de leer aquello, pensé en una buena bala para vender el libro.
Y estoy seguro de que cuando lo veas, te dará nuevas ideas y argumentos de venta y podrás visualizar con claridad la importancia, capital, de conocer bien lo que vendes y a quién se lo vendes.
Esta lección de la que hablo está en la página 16 y 17 de la formación de marzo.
Cuya fecha límite se acerca sin pausa al día 31 y sus 23:59h
Altas, aquí:
Isra Bravo