Cuento mi estrategia y el gran “secreto” no lobotomizado del mundo del marketing.

Esta mañana, hace un rato, me ha preguntado una suscriptora si a partir de ahora mandaré dos emails diarios.

Me lo preguntó porque la semana pasada lo hice y en principio era por el tema de la Feria del libro de Madrid y la firma del pasado viernes.

Entonces le he respondido la verdad… que no sabía.

Me gustaba mucho escribir y que mucho mejor dos emails al día que ninguno, es evidente.

Total, tardo 10 minutos en escribir un email.

Ojo, es por la práctica, cuando empecé tardaba una hora o más.

Aunque seguía siendo la hora más rentable del día.



Mando uno diario desde hace años, siempre a las 15:27h y ese siempre estará ahí.

Incluso en mi serie de muerto que tengo programada con, en estos momentos, 253 emails por si mañana me atropella un camión, seguiré mandando el mail a las 15:27h

Es muy rentable y no sé qué se necesita en el cielo, que es donde vamos los que odiamos viajar.

No sé si necesito euros, cryptoeuros o cryptocepillos de dientes.

Por si acaso, seguiré mandando emails. 



Bueno, sigo.

Siempre me ha gustado un día, un email.

Y como he comentado alguna vez, nunca he visto mejores resultados cuando he mandado una batería de cuatro o cinco emails el último día y acerca la hora de algún cierre, subida de precio, fuga de bonus o algo de eso.



Entonces, como me gusta simplificar, lo dejé en un día, un email.

Pero es cierto que la semana pasada me divertí mucho mandando dos emails.

En fin, que el email de las 15:27h es fijo y otro por las mañana, es posible. 

Hoy es el caso.



¿Pero sabes lo mejor?

Que a la gente esto le importan tres cojones.

Ese es el gran “secreto” del marketing.

A la gente le importa entre nada y menos que nada que mande un email o 100.

Las personas humanas de la Tierra no plana, tienen cosas en las que pensar y reciben más de 3000 impactos publicitarios al día.

Entonces te cuento esto porque la gente de marketing, que es la que menos sabe de marketing, se pasa tres meses diseñando una estrategia de marketing llena de gráficas y de colores y de supuestos comportamientos humanos.

Pero de humanos, no tienen, la mayoría, ni puta idea.

Es lo que hay.



En fin, tengo un libro.

No hay ni una gráfica.

Tampoco tiene colores.

Ni botones.

Lo que tiene son 220 páginas de puro vicio.

Digo, ventas.

Digo, vida.

Digo, eso, humanos, es aquí:

Escribo porque me gusta ganar dinero. El libro.