Te voy a contar algo de ventas que a mí me hizo mucha gracia cuando lo escuché.
Es buenísimo.
Mira.
Donde vivía de chaval, había un videoclub típico de barrio.
Esto es:
Películas comerciales y para toda la familia en las estanterías centrales.
Las películas para niños en las filas de abajo, para que pudieran verlas bien y dar el coñazo a sus padres.
En las estanterías de arriba, las películas para los padres. Ya sabes.
Bien.
Pues el dueño del videoclub, por alguna razón extraña, me tenía bastante apreció y me dejaba estar por allí viendo pelis.
Y un día, este hombre me contó el negocio de televisores que había montado.
Me dijo que del videoclub se encargaría su mujer y él se marcharía a la tienda de las televisiones.
Entonces, me contó un secreto de ventas.
¿Qué secreto?
Pues, por lo visto, tenía observado que en las grandes cadenas de ventas de electrodomésticos, los televisores más baratos, se veían siempre peor que los más caros.
¿Lo más divertido?
Sintonizaban los televisores más baratos peor a propósito, para que en comparación con los caros, estos últimos lucieran mucho más.
Era la manera en la que ponían en valor lo que realmente querían vender.
Esto te lo cuento, porque en mi curso de copywriting para atrevidos te pongo el ejemplo de un vendedor de muebles y cómo lo enfocó para ser realmente persuasivo.
A ver, la mayoría de la gente en internet, cuando hace un descuento u oferta, utiliza estrategias y reclamos que son tan seductores como un octogenario en tanga.
Cosas tipo… “este descuento especial por estar en mi lista”.
“Hoy me he levantado con ganas de ayudar a cuantas más personas mejor por eso este descuento…”
Pues no. Así no se vende.
Es mucho mejor observar e interiorizar lo que hizo un empresario con su tienda de muebles en los años 50.
Es una lección extraordinaria (repito, extraordinaria, tan extraordinaria que casi nadie la utiliza) y hoy se puede aplicar mejor que nunca.
Está en el módulo II.
No es para mentirosos ni para cobardes.
Isra Bravo