El otro día, me preguntaron en soporte por mi opinión sobre una forma de vender habitual en internet.
¿Qué forma?
Mandaban 7 emails un día tras otro y en todos había un vídeo explicando cómo hacer yoga.
¿Y cuándo vendían?
Pues en el último email.
En el último email ya sí, vendían el curso de yoga. Antes no. Antes solo vídeos.
Eso es lo más típico que se hace en internet.
Muchos “influyentes”, “gurús” y “hombres bala”, utilizan eso.
A mi no me gusta nada.
Por dos razones:
La primera es que me parece un insulto a la inteligencia del potencial cliente.
Me refiero a que si tengo una solución en la que realmente creo, lo suyo es que la ofrezca y ya está, ¿no?
Hacer “training gratuitos” para enseñarme a vender en internet y marearme un mes para luego venderme el curso, me parece «raro».
Luego mucha gente tiene una conversión que da pena.
Y en vez de aprender cómo vender de verdad dice cosas como:
-La culpa es que el botón era azul cielo y no rojo carmesí.
-Es porque mi bot dijo “buenos días” y no “buenas tardes”.
-Es porque mi lead magnet tiene 12 páginas y no 17.
-Es porque no he segmentado en 135 perfiles ideales.
-Es por culpa de Trump.
La segunda razón por la que esa forma de vender no me gusta nada, es por el “factor acontecimiento”.
¿Qué es eso?
Fácil.
Durante los días que les estás dando la paliza a la gente con tus cosas y no les ofreces que compren, se pueden aburrir de ti,
Se pueden poner enfermos y no encender el ordenador en 10 días.
Pueden irse al paro.
Pueden morir.
Pueden emigrar a Cuba.
Pueden descubrir que su pareja les engaña con la de la farmacia.
Puede que justo cuando iban a comprar se enteren que su padre no es su padre.
Pueden gastar todos sus ahorros en una borrachera y aparecer desnudos en otro país.
En fin, ya sabes.
A la gente le da por hacer cosas muy raras y lo mismo no estaba en tus planes.
Ni en los suyos.
Así es la vida.
Los que entienden esto, pues vende bastante más.
En mi curso de Copywriting para atrevidos enseño cómo hacerlo con las palabras y las emociones.
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Isra Bravo
