El miedo es una buena forma de venta.
Mira.
Cuando tenía unos 10 años, me hice amigo del Jony, un macarra cum laude de 15 años que había estado en cinco reformatorios.
Un día, los del barrio vimos cómo le perseguía la policía y él corría por encima de los coches.
Joder, como en una película.
Y no sé cómo sería en tu barrio, pero en el mío, si corrías por encima de los coches perseguido por la policía, te ganabas el respeto del resto.
Era cosa seria, no una manifa universitaria para reivindicar tus derechos cuando no te pagas ni el abono trasporte y luego ir a comer a casa de la abuela.
El Jony era cosa seria.
Pues este tío decidió darme su protección.
Como los jefes mafiosos.
Entonces aparecíamos juntos por el cole y no se atrevían a pedirme la hora ni los profesores.
No sé porqué me dio su protección.
Pero estuvo bien mientras duró.
Luego, le detendrían o le matarían, pero no volvió más.
Y la lección que aprendí de todo aquello, es que mientras me protegía el Jony no aproveché para intimidar a nadie, solo venía conmigo y ya está.
Yo callaba y escuchaba sus historias.
Así que cuando se fue nadie vino a pedirme cuentas.
El poder no era mío, era del Jony. Y como eso lo tenía claro, todo fue bien.
Y cuando utilizamos el miedo para vender, como emoción, y la utilizamos mal, estamos haciendo el tonto y acabamos pagando la cuenta.
Siempre.
Sin embargo, si lo utilizamos a nuestro favor, es una emoción que genera un montón de ventas.
Y en el Módulo VI del curso de email marketing hablamos del miedo.
Vemos un email miedoso.
Vemos una explicación.
Vemos lo que dijo el cliente de mi cliente y cómo lo utilicé.
Vemos cómo adaptarlo a tu mercado y vemos cómo generar ventas.
En definitiva, vemos.
Isra Bravo