Charles Bukowski, el que habría sido el mejor copywriter del mundo si hubiera sido copywriter, decía una cosa.
¿Qué cosa?
Pues mira, como cualquier persona sensata, odiaba hacer colas.
Lo odiaba con todas sus fuerzas.
En algunos de sus libros decía que las colas deberían hacerlas los dependientes. Y no él.
Bien.
Esta fabulosa idea de Bukowski no es posible.
No hay manera de llevarla a cabo, al menos a mí no se me ocurre.
Ahora, lo que sí es posible es que la cola la hagan tus clientes para contratarte.
¿Cómo dices?
Si te fijas, casi todo el mundo está preocupado por la competencia.
Pero la competencia “no existe”.
Son los padres.
A más competencia, mejor.
Algunos crecen gracias a ella y otros empequeñecen.
Es lo que hay. Ley de vida.
El océano azul es un cuento. A ver, si montas algo que te da muchísimo dinero, no van a pasar ni 15 días para que otros 5000 estén preparando el asalto a tu castillo.
No le des muchas más vueltas, es así.
No existe el cofre de las monedas de oro, que solo lo conozcas tú, que encima todo el mundo lo vea y nadie lo quiera.
Olvida eso, no pierdas el tiempo.
En vez de buscar tantos océanos azules, en mi opinión no solicitada de hoy, lo que hay que hacer es aprender a vender y a venderse uno mismo.
Ese es el negocio.
Cuando haces eso, la competencia la tienen los clientes para contratarte.
Ojo, entiendo que mucha gente no crea en esto. Que piense que lo normal es vender poco, mal y llorar por las esquinas.
Al fin y al cabo, es lo que hace casi toda tu competencia. ¿No?
Bueno, si quieres aprender a vender y a venderte, lo mismo esto te interesa:
Isra Bravo