Lo que aprendí de ventas de un ligue maduro

Cuando tenía 21 años tuve una “amiga” de 43. Estuvimos cerca de un año. Era muy atractiva. Se llamaba Lorena.

Ella se empeñaba en que me dejara barba.

Estás tan guapo. Tan atractivo. Tan interesante. Tan viril...”

Oh…

A ver, ella quería que me dejara barba para que no me confundieran con su hijo.

Cuando salíamos a tomar algo se avergonzaba un poco.

Hay mucha gente muy dramática por ahí que dirían cosas como “oh, te avergüenzas de mí”, “así no podemos seguir”, “no hacemos daño a nadie” pero a mí me daba exactamente igual.

Nunca me he preguntado porqué una mujer está conmigo. Está y ya está.

A mí ya me cae bien. A mí ya me gusta. A mí ya me vale.

Ella prefería quedar en su casa que salir a cenar.

No me importaba y además, prefería que nos viéramos en su casa. Siempre he sido muy de casas.

 

Bien.

Un día le dije, “esto se acabó, me voy a Irlanda a trabajar.”

Lo podía haber dicho, “se acabó, me voy a Irlanda, quiero ser libre. Salir de esta jaula de oro que me ha impuesto la sociedad. Quiero regalar valor a las personas humanas del mundo y quiero vender cursos caros para que la gente pueda vivir de su pasión”.

Se lo podría haber dicho, pero no existían los blogs y no me habría entendido.

El caso, es que una noche, me preguntó:

-Isra, cuando vivas en Irlanda, ¿te acordarás de mí?

Vaya pregunta… no podía saberlo.

Podría conocer a otras mujeres, podría ser atropellado por un ciclista ecologista o podría emborracharme tanto que olvidara si era un hombre, una mujer o un gato.

Así que respondí:

-Claro, ¿cómo te voy a olvidar?

Esto te lo cuento porque una cosa muy diferente es lo que alguien diga y otra lo que alguien piense y quiera. Muy diferente, mucho.

Eso lo sabemos todos. Todos sabemos que mentimos. Todos sabemos que nos mienten.

Entonces, ¿por qué cuando escribes para tu cliente lo haces pensando en lo que te dice en vez de pensando en lo que realmente quiere?

En esa diferencia, está el dinero.

Copywriting para atrevidos

Isra Bravo

Suscribirse es gratis, darse de baja también.

Para cumplir con el RGPD (Reglamento General de Protección de Datos) y entender que tus datos están seguros, debes leer y aceptar la política de privacidad. Tus datos serán guardados en CampaignMonitor, proveedor de email marketing. CampaignMonitor también cumple con el RGPD, así que todo está protegido y amparado por la ley.

*Copywriter Isra Bravo