Ya nos advirtió Goethe que las personas solo escuchan lo que son capaces de entender.
Si no lo entiendes, no lo escuchas.
Este principio de la comunicación humana es constantemente olvidado por mucha gente que quiere vender cosas.
Goethe lo dijo hace más de 200 años y aquí seguimos, en el mismo punto.
Te lo cuento porque, de vez en cuando, voy a formaciones de venta. Voy allí, me siento al fondo, trato de no llamar la atención y veo cómo se lo monta la gente.
Es divertido.
Bien.
Y en una de las últimas que estuve, el ponente citó a Goethe y una de sus conocidas reflexiones.
“Solo los hombres con habilidades prácticas, que las conocen y las utilizan, son los que triunfarán en los asuntos mundanos”.
Me llamó la atención que citara a Goethe y sin embargo el resto de la ponencia fuera incomprensible.
No entendí nada.
A ver, para situarnos, soy una persona con una inteligencia estándar.
O sea, me da para pasar el día, salir a la compra, esquivar perroflautas, tomar una cerveza y no ponerme a saltar en eventos presenciales y decir que quiero cambiar el mundo y a las personas humanas de la tierra con mi propósito.
Me falta pelo para ser Jesucristo.
Pero para entender una ponencia de ventas me da. Y si no la entiendo el problema no lo tengo yo.
Lo tiene el que habla,
Yo no.
El que habla.
Y le pasa a mucha gente, quiere vender algo y no aplica los principios de Goethe.
Aplica los principios de algún embudo de ventas complicado y demencial que le ha costado lo que vale mi suscripción 10 meses.
Y mira que es todo más sencillo.
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Isra Bravo