Muchas veces nos sorprendemos mirando una peli con un mafioso, que sabemos malo y asesino, que nos simpatiza.
Pasa constantemente.
Don Vito,
Tony Soprano,
Henry Hill…
Bueno, ya sabes a lo que me refiero. Ves la peli y llegan a caerte bien.
Muchas veces podemos pensar que nos caen bien porque hacen lo que les da la gana.
Pero no creo que sea eso.
O por su dinero, su poder o su influencia.
Pero tampoco creo que sea eso.
El trasfondo es porque ves la coherencia en el personaje. Son consecuentes, tienen códigos inquebrantables, y aunque tengan dudas humanas, al final, se impone su coherencia.
Y es cuando el mafioso de cine se salta sus propias reglas, cuando pierde atractivo y credibilidad, no cuando mata.
Un mafioso puede asesinar a 50 del clan rival pero si ha prometido defender a su familia y no traficar con drogas y mantiene su promesa, nos seguirá pareciendo un tipo de honor.
Pero si ese mismo mafioso falta a su palabra y empieza a traficar y descuida la protección de los suyos, entonces nada, pierde todo su aura.
Y cuando tú vendes lo que sea que vendas, por ejemplo tus cursos, y lo ofreces públicamente más barato a gente que nunca confió en ti, por encima de aquellos que sí lo hicieron, estás lanzando un mensaje al mundo.
No eres de fiar.
Y las semanas negras y los cumpleaños de la abuela que fuma, son excusas a las que mirar con más cuidado que oportunidad.
La oportunidad hay que generarla de manera constante.
Y en esta masterclass, que sube de precio inevitablemente en dos días, te enseño cómo generar verdadera tensión de compra al margen de modas, ferias, rebajas o pérdidas de coherencia.
Y eso, al medio plazo, es uno de los grandes multiplicadores de ventas que puedes tener.
Isra Bravo