Digamos que el ser humano tiene una serie de taras universales.
O sea, que nos pasan a la inmensa mayoría.
A más taras universales conozcas, más fácil será vender.
Es lo que hay.
Hoy quiero hablar de 3 de esas taras.
Me encanta el 3.
No es mi número favorito porque no tengo número favorito, pero me encanta el 3.
3 minutos.
3.
Voy, que me despisto.
Primera tara universal:
Nos enamoramos de las cosas que tenemos, que son nuestras. Por ejemplo, la gente cuando vende su casa se cree que nos tiene que importar a nosotros las cosas que son importantes para él. Y no. Tu casa no es especial para nadie que no seas tú y los tuyos.
Segunda tara universal:
Nos concentramos más en lo que podría perder que en lo que podría ganar. Esto no necesita explicación.
Tercera tara universal:
Asumimos que los demás sentirán nuestros enfoques de la misma manera que nosotros. O sea, que es más fácil ser antiempático que verdaderamente empático.
Bien.
¿Queremos vender?
¿Queremos ligar?
¿Queremos una cita para presentar un proyecto?
¿Queremos follar?
¿Queremos ver una película en el cine y 3 personas de gustos horribles te quieren llevar a ver otra?
¿Queremos que nos compren piruletas al salir del colegio?
¿Queremos que nos nombren delegado de la clase?
¿Queremos deshacernos de nuestro coche de segunda mano?
Y así nos podemos quedar hasta mañana…
Pues algo que no admite discusión es que a más controles tus emociones y mejor influyas en las de los demás, más vendes.
Y más ligas.
Y más proyectos presentas.
Y más follas.
Y mejor películas decentes ves.
Y más piruletas comes.
Y más gente te vota como líder en tu clase.
Y más rápido y caro vendes tu coche.
Y así hasta mañana otra vez…
Porque ver las ventas como algo “que no va contigo” es como decir que respirar es algo egoísta y que deberías evitar respirar.
Pues no.
Hay que respirar, vivir y vender.
Y tengo un curso de copywriting que habla de emociones y de cómo utilizarlas para vender.
Si te interesa, mira aquí:
Isra Bravo