Una cosa.
A los niños se les dice que lo importante es participar.
Nunca me he parado a pensar si eso es bueno o es malo. Mientras les dejan ganar y les dejen perder todo en orden.
No me paré a pensar en ello como no me paré a pensar tantas otras cosas.
Pero supongo que eso se les dice a los niños, por eso, porque son niños y necesitan asumir, poco a poco, que el mundo ahí fuera es bastante competitivo.
Algunos adultos no logran superar esa fase, así que viven permanentemente anclados en una infantilidad mental.
Por eso quieren que la gente juzgue su esfuerzo y no sus obras.
(Eso lo explica mucho mejor el maestro Gustavo Bueno, que para eso es una de las mentes más privilegiadas de la historia de la humanidad).
Y por eso, mucha gente trata de vender sin tener en cuenta el medio cultural y filosófico en el que se mueve.
¿Significa esto que tenemos que saber filosofía para vender?
No, afortunadamente. La mayoría no podríamos vender nada.
Pero sí que tenemos que entender, que lo que nosotros nos esforcemos, o todo el valor que tengamos dentro para dar a los demás, no sirve de nada si no lo convertimos en obras.
Si no lo trasmitimos.
Si no lo hacemos sentir.
¿Y qué tiene que ver esto con mi curso de cartas de ventas que hoy está a la venta por 99€, pero que el día 31 de mayo subirá a 145€?
Pues tiene que ver que por bueno que seas, por mucho que te esfuerces, por talento que tengas, si no lo sabes reflejar, no sirve de nada.
Es lo que hay.
¿Justo?
¿Injusto?
Pues mira, si fuéramos niños, diría que es injusto.
Pero no somos niños, somos adultos y en nuestras manos está saber decirle al mundo, “tengo esto y es bueno”.
Si necesitas ayuda, es aquí:
Isra Bravo