Hará cosa de un par de meses, quedé con un amigo.
Un amigo copywriter.
No tiene web ni nada, solo tiene clientes y dinero. Es bueno el cabrón.
Bien.
El caso es que me mandó un mensaje y me dijo,
“Isra voy a pasar la tarde del viernes en Gijón, había pensado ver cosas bonitas, pero prefiero verte a ti, aunque seas feo.
¿Quedamos para tomar una cerveza y te cuento una movida de las que te gustan mucho?”.
A ver, eso me dejó con la intriga porque gustar me gustan muchas cosas.
Así que quedamos en nuestro sitio favorito cuando pasa por Gijón.
Una cervecería cutre, con gran música y mejor cerveza.
Y lo que me contó me gustó. Mucho. Pero mucho, mucho, mucho.
¿Y qué fue lo que me contó?
Pues mira, este tipo copywriter organizó una campaña de cartas físicas para un cliente.
Organizar un envío físico es una de las opciones más inteligentes y rentables que alguien con un negocio online puede hacer.
Incluso, quizá todavía más, si tus servicios son digitales.
Y este tipo copywriter consiguió un éxito rotundo. Pero muy grande.
Todo fue por un detalle. Un detalle que lo cambió todo. Un detalle que hizo que casi todo el mundo que recibió el envío de la empresa que lo contrató, lo abriera.
Y que casi todo el mundo, tuviera una imagen mental, tan perfecta, que se desbordaron las mejores previsiones.
¿Y de qué detalle estoy hablando?
Eso lo cuento en la página 12 de la formación de diciembre.
Solo para suscriptores de la membresía.
Tú puedes recibir esta formación si te das de alta antes del día 31 de este mes. Después de esa fecha, será tarde.
Isra Bravo