El martes fue el último día que en Gijón se pudo salir a tomar cerveza.
Es importante salir a tomar cerveza.
Mucho.
Entonces mi colega Dani, que tiene un cervecería, 5 empleados, 1 hija y una deuda de 55.000€, estaba con los ojos vidriosos.
Luego le vi llorando a escondidas.
Estaba sintiendo el peso de otro derrumbe sobre sus hombros.
Y ese es un peso muy jodido.
Dobla piernas.
Dobla vidas.
Y para tratar de distraerlo le conté una buena historia de cervecerías.
Hace un tiempo le dije a un colega que podríamos utilizar el email marketing para llenar el negocio de otro colega.
Se pedía por unas semanas el email con una excusa de promociones, rondas gratis, camisetas y tal.
Y un buen día, un lunes, mandé un email a toda esa gente que iba por la cervecería.
Y conté una historia real de una camarera tan borde, que pedirle una cerveza era peor que convencer a un poli de que no te multara por aparcar en doble fila. Y también les dije que el sábado les invitaría a paella, pero solo si llegaban antes de las dos.
Y el martes mandé otro email.
Sobre una pelea por un pisotón, un borracho, tres macarras y un hombre medio sensato que miedo no tenía. Les recordé lo de la paella.
El miércoles mandé otro email.
Sobre ver una mujer guapa en una barra abarrotada y decirle que lo de ignorarla en un sitio con tanta gente no iba a tener recorrido y que mejor me presentaba. Y lo de la paella. No te olvides.
El jueves mandé otro email.
Sobre cinco amigos que celebraban que uno de ellos era papá de una niña tan guapa que pasando los años todavía lo están celebrando. Por supuesto, paella.
El viernes mandé otro email.
Y les dije que no me dolía la cara de ser tan guapo pero que tenía una receta para la paella que envejecía mejor que el vino y que eso también tiene mucho encanto. Y que si iban antes de las dos, lo podrían comprobar.
Y el sábado había gente en la calle. No entraba todo el mundo.
La lección es evidente.
Como evidente es que no es consuelo para el que tiene su negocio cerrado.
Pero sí nos dice algo importante.
Mira a ver qué negocio tienes.
Mira a ver qué vendes y a quien.
Y haz que una cosa y otra se conozcan, se gusten, se exciten y se vayan juntos a pasar un fin de semana de esos que dura mil años.
Tú ya me entiendes.
Y si necesitas ayuda para vender la historia, no solo para contarla, no como el escritor, digo para venderla…
para sacarlas allá donde están, para aplicar la psicología necesaria para la venta en cada una de ellas…
para saber el motivo por el cual se hace lo que se hace…
el motivo por el cual no nos compran y porqué no debemos hacer cosas que se hacen mucho y no se deben hacer nunca…
tengo un curso de email marketing donde te cuento exactamente todo eso y algunas cosas más.
Isra Bravo