En 2017 trabajé con un asesor de imagen que me llevó a Madrid.
Digo que me llevó porque se empeñó en pagarme un viaje para que nos viéramos.
Era un tío muy majo y muy raro. Me llamaba “hombretón”.
Nada más verme me dijo…
“A ti te sentaría bien el verde, el negro y las americanas de corte clásico. Hombretón”
Luego me guiñó el ojo.
Anda.
Yo iba con una sudadera y con mis pantalones de mozo de almacén.
Llevo años vistiendo como si me fueran a para por la calle para descargar camiones.
Nunca he tenido ningún gusto por la ropa, quiero decir, me gusta mirar la ropa, pero para mi todo se reduce a sudaderas oscuras, pantalones con muchos bolsillos a los lados y zapatillas deportivas o botas de montaña, dependiendo de si ese día tengo boda o no.
Por eso el otro día me gustó recibir un email de Patricia, que es Directora de Marketing de la firma The Extreme Collection.
Y digo que me gustó porque lleva como suscriptora de las formaciones desde hace casi un año…
y en todo este tiempo, apenas habíamos intercambiado ningún email.
Pero el otro día, por cosas que no vienen al caso, me escribió y entre otras cosas me dijo…
“Estoy aprendiendo un montón contigo, muchísimas gracias”.
Claro, no pude evitar pensar, en un alarde de humildad… “el futuro del mundo de la moda recae sobre mis hombros”.
O
“Todo lo que vistan las mujeres de las futuras tres generaciones dependerá de mis formaciones”.
O
“Victorio & Lucchino, Dolce & Gabbana, Isra & Bravo”
Bueno venga, en serio, que esto del copywriting vale para cualquier negocio, si eres capaz de entender lo extraordinariamente útil y rentable que es.
Tengo una membresía para aprender copywriting.
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Se me da muchísimo mejor enseñar copywriting que vestir, por si necesitas saberlo:
Isra Bravo