Hace unas semanas recibí un email.
Me llamó la atención porque me dijo…
“No estoy seguro de que tu curso de email marketing me vaya a enseñar nada. ¿qué me dices, lo compro?»
Pues mira.
Con 11 años tuve una profesora que se llamaba Doña Esperanza.
Doña Esperanza fue la fantasía común de todos los chicos de la clase. Ya sabes.
Era guapa, era lista, tenía carácter y era súper vieja. 25 años.
Todo eso es mucho más de lo que necesita un crío de 11.
Bien.
En mi clase había algún gallito que intentó seducir a Doña Esperanza. Le contaba chistes o le hacía regalos.
Incluso había un García Lorca que le escribió un poema.
¿Y qué pasa?
Pues que yo no hacía nada. Solo miraba.
Pero no era porque supiera que no había la más mínima posibilidad de tener algo con Doña Esperanza, de hecho era tan tonto que pensaba que el poeta tenía posibilidades…
No hacía nada porque me moría de vergüenza.
Me daba muchísimo miedo el rechazo.
No me atrevía a regalarle nada y que se burlara de mí o peor, me ignorase.
Así que me quedaba solo flotando con la idea de que la llevaba al cine y dormíamos abrazados.
Solo con esa idea.
Pues para vender utilizando el email, no tienes que ser ni cabeza de león ni cola de ratón.
No hace falta ser el más tonto, ni el más listo.
Así que si llevas leyendo 3, 30 o 300 emails seguidos a alguien y crees que no tiene nada que enseñarte sobre marketing de respuesta directa, pues quizá lleves razón o quizá no.
Pero es seguro que si la persona en cuestión es buen copywriter, preocuparle, no le va a preocupar mucho.
Dicho esto, tengo un curso.
No tengo ni la menor idea de si te enseñaré algo o no.
El curso es bueno.
Pero claro, eso te lo digo yo,que soy el que lo vende jajajaja
Bueno, por si te interesa, es aquí:
Isra Bravo