Algo que me contó mi abuelo.
Algo que, en mi opinión no solicitada de hoy, está a medio camino entre la lección de ventas, la lección de vida y el chiste malo.
Chiste malo.
Lección buena.
Vida mejor.
Empiezo…
Resulta que una pareja andaba mirando coches en un concesionario.
Y el vendedor, en cuanto los vio por ahí, hizo lo que hace cualquier persona decente, intentar vender.
Así que nada, empezó a darles el rollo, ya sabes.
Pero la mujer sacó una cartulina del bolso donde decía, “lo sentimos, somos sordomudos”
Entonces el vendedor sacó una libreta y les contó el rollo pero por escrito.
Todo bien.
Todo en orden.
Se lo explicó tan bien que la pareja decidió probar en ese momento uno de los modelos.
Y oye, estaban tan encantados que la venta parecía segura.
Pero al llegar de vuelta al concesionario la pareja hacía gestos con la cabeza de que aquello no les convencía.
El vendedor les preguntó el motivo por el cual no les gustaba.
Y la mujer sacó su libreta y apuntó… “No tiene radio”.
Bien.
Esto es muy importante para vender.
Mucha gente que no puede escuchar, quiere radio.
Mucha gente que puede escuchar, no escucha.
Y la radio sigue sonando de fondo como el ruido de una lavadora para la mayoría.
Y hay que escuchar la radio. Con atención.
Hay que escuchar la radio. Con obsesión.
Hay que escuchar la radio. Como si tu vida dependiera de ello.
A mí, de crío, cuando era mi turno para salir a la pizarra para escribir la frase de un cuento de continuación, donde cada uno pone una frase para hacer el relato completo…
Doña Elena me dijo…
Tú mejor no, que no hay quien te entienda. Tú no sabes escribir.
Y llevaba razón, todavía no aprendí, pero la radio si la escucho.
Y eso es lo que enseño aquí:
Curso para escribir páginas/cartas de venta.
Isra Bravo