Hace dos meses, me apunté a la lista de un copywriter especialista en email marketing.
En dos meses, he recibido dos mails.
Oye, cada uno que escriba lo que quiera, pero se me hace raro que un especialista en mandar mails, no mande mails.
Bien.
Pero todo eso cambió en los últimos días. Después de semanas sin saber nada de él, en los últimos 7 días me encontré 7 mails.
Eso está muy bien.
En los mails no me vendía nada suyo, me vendía algo de otro, algo que (copio y pego) “me ha cambiado la vida y he multiplicado mis ingresos de manera brutal”
Pues mira, debe ser verdad lo de que le ha cambiado la vida.
Es especialista en email marketing y no manda mails, fíjate si se la ha cambiado.
Trabaja menos que un liberado sindical.
A mí me parece muy bien que la gente venda sus cosas o las de otro. Faltaría.
Me parece hasta bien que digas que te ha cambiado la vida porque te lleves un 30% de lo que sea que vendas.
En serio, nada en contra. Me parece genial.
Pero… ¿es una estrategia inteligente?
¿Merece la pena la estrategia del especialista sindicalista que solo escribe para decirme que le ha cambiado la vida no sé quién y que haga no sé qué training gratuito?
Pues mira, es muy simple, en la extraordinaria película El Crack de Garci, hay una escena donde el protagonista, Alfredo Landa, le dice a un tipo…
-Mira, sé que tengo cara de idiota, pero no me gusta la gente que se fía de las apariencias.
Qué grande.
Pues eso, algunas personas basan su estrategia en insultar la inteligencia de sus potenciales clientes. Les ven cara de idiotas.
Quizá funcione hoy, mañana ya veremos.
Para la gente que no quiere hacer las mismas tonterías que hacen los demás, que prefiere vender y no vivir de la apariencias, aquí:
Isra Bravo