Una vez, antes de tener ni siquiera esta web, me comentó una empresaria con reputación en su nicho, sobre qué ángulo utilizar para una carta de ventas.
Entonces le pregunté qué pretendía vender.
Según me dijo, quería vender una estrategia de crecimiento, la misma que ella utilizaba.
Vale.
¿Qué le dije?
En mi opinión, en ese caso solicitada, lo que haría sería lo siguiente:
-Le diría a un empelado o un colaborador cercano que escribiera la carta.
-Le diría, que hablara de los “secretos” y de las ventajas que tiene ser mi empleado, por la información de privilegio a la que tiene acceso. Eso crea curiosidad y escasez.
-Después dejaría claro, que la información a la que el empleado o colaborador tiene acceso, es la misma que compartirás en tu programa o en tu webinar o en lo que sea.
Ya está.
Eso es lo que haría.
Y eso fue lo que hizo.
El resultado fue un desastre. Un desastre importante. Era un lanzamiento y apenas vendió el 10% de la facturación prevista.
En este punto, habrá gente que piense que mi consejo fue basura.
Pero tengo que quitarles la razón, mi consejo fue muy bueno y mi consejo, es más antiguo que yo.
O sea, que no me lo inventé. No me levanté un día y dije, voy a dar consejos basura sobre cosas que no tenga ni idea.
Ni le dije nada que no se hubiera aplicado ya, con mucho éxito para vender cosas de todo tipo en diferentes épocas y mercados.
Entonces, ¿qué falló?
Pues la carta de ventas, que era mala. Pero mala.
Lo cual nos demuestra dos cosas.
No una.
Dos
La primera, que no tiene nada que ver con este ejemplo, es que da igual lo buena que sea la carta, que si vendes algo que el mercado no quiere, no se vende.
Y la segunda, que sí tiene que ver con este ejemplo, es que por bueno que sea el ángulo que te den, por bueno que seas en tu trabajo, si lo vendes mal, no lo vendes.
Es lo que hay.
Esa carta, tenía un fallo, un fallo casi indetectable, en la que fallan el 90% de las cartas que ahora mismo circulan en internet.
Si abres mi curso de cartas de venta y te vas a la página 29, (último párrafo) lo ves. Luego miras tu carta y lo modificas en caso necesario.
Isra Bravo