Hace unos días, tome unas cervezas con un copywriter que vive en Oviedo.
Con él y con su mujer.
Vinieron a Gijón y pasamos un gran rato.
Corto, por mis compromisos, pero muy bueno.
No diré el nombre porque no le comenté que escribiría esto y no estoy seguro de si podría meter la pata.
Lo mismo no era su mujer la chica con la que venía. Aunque creo que sí.
O lo mismo les había dicho a sus amigos que llevaba una semana en París en el funeral de su hámster.
No lo sé.
Las personas somos así, llenas de secretos y de cosas luminosas y cosas oscuras.
Ambas me llaman la atención.
El caso es que para lo que te quiero contar no es importante el nombre.
Me preguntó por el soporte.
Por el volumen de los emails y cómo gestionaba esto.
Les sorprendió la cantidad de esos emails. Hablo de los de soporte, no los generales.
Y me preguntó si me merecía la pena.
Sin duda, lo hace.
Puede que para algunos dedicar 2 horas al día al soporte, sea mucho tiempo.
Lo puedo entender.
Y puede que para otros, los 15 minutos que se tarda en escribir un email (cuando tienes práctica, si ahora tardas una hora, bien empleada está. No hay prisa) también será mucho.
Pero para mí no lo es.
Todo lo contrario.
El soporte es una forma de comunicación extraordinaria que solo trae beneficios.
Para mí.
Y para el que lo utiliza.
No me da ninguna pereza.
Lo que me daría pereza es no tener un soporte que atender.
Si vendes formación y no ves relevante atender el soporte, pues muy bien.
Supongo que tendrás claras tus fortalezas. Donde está el tiempo ese que inviertes.
Si las tienes claras, entonces es perfecto.
Si lo haces por “divismo” y por ser “inaccesible”, te falta un hervor. Dicho con cariño.
En resumen, muchos de mis clientes, muchos, me han dicho que solo por el soporte merece la pena ser mi cliente.
No lo sé. Cada uno lo verá de una manera.
En todo caso, si quieres aprender a escribir páginas de venta tengo un curso.
Y si tienes dudas, te respondo personalmente.
Si tienes dudas pero no tienes el curso, no te las respondo.
Hay que tener respeto por los que compran, claro.
Curso de cartas de venta.
Isra Bravo.