Siempre que voy a dormir a mi pequeña, sin excepción, me hace la misma pregunta….
-Barbasexy, ¿cuánto me quieres?
Entonces, los sentimientos que se arremolinan dentro de mí, no me permiten expresar nada mejor que, “infinito”.
Y ella me dice que debo decir otra cosa, que infinito no vale. Así que le tengo que contar un cuento.
El que le conté anoche, tiene mucho que ver con las ventas online.
Mira.
Cuando era pequeño, mis papás me cambiaron de colegio.
Tenía 6 años.
Yo no era un niño popular, no era simpático, ni deportista. Era un niño normal que solo quería hacer amigos.
Nada a destacar.
El primer día en mi nuevo colegio, la profesora, Doña Elena, me hizo levantarme para que me presentara al resto de la clase.
Estaba muerto de miedo.
Todos aquellos niños desconocidos mirando, deseando hacerme burla.
Cuando llegué a la pizarra, había un pequeño alboroto.
Cuchicheaban, me sacaban la lengua…
Miraba a la profesora con cara de “¿Por qué me haces esto? Yo solo quiero pasar desapercibido...”
El caso es que Doña Elena mandó callar de manera firme a la clase y me dio la palabra.
Me temblaban las piernas, se entrecortaba mi respiración y sentía la presión en los oídos. Era un pardillo de campeonato.
Y con un hilo de voz dije…
“Me llamo Isra Bravo, tengo 6 años y quiero viajar al centro de la tierra…”.
Pareció ir bien, no me insultaron ni me aplaudieron, aquello pareció lo más normal del mundo.
Y mi profesora dijo…
-Muy bien, Isra, te damos la bienvenida al colegio.
Y cuando ya estaba a punto de volver a mi sitio, deseando dejar de ser el centro de la tierra y de todas la miradas, la profesora me agarró del brazo y me susurró en el oído…
“Todos los niños nuevos tienen derecho a pedir un deseo. No lo tienes que contar, solo tienes que pensar qué es lo que más quieres del mundo”.
Llegados a este punto del cuento le pregunté a mi hija…
-¿Y sabes qué era lo que más quería en el mundo? Te lo voy a contar… serás la primera persona en saberlo…
Lo que más quería en el mundo, con muchas, muchas, muchas, muchas ganas, era hacer amigos.
¿Y sabes qué?
-Qué…
-Que a ti, te quiero infinitamente más.
Entonces mi pequeña ya se queda tranquila y se puede dormir. Ya sabe todo lo que la quiero. Bueno, no creo que lo sepa del todo hasta que ella le cuente este cuento a mi nieto.
Mira, yo no sé lo que más quieres en el mundo. Si tienes hijos, es evidente.
No creo que aprender copywriting sea lo que más quieres en el mundo.
Al fina y al cabo, para ser copywriter, basta con dejar de comportarte como un niño.
Isra Bravo