El otro día, vi un curso para convertirse en experto en email marketing.
Tenía plantillas, vídeos, bonus de valor incalculable y un precio que terminaba en 7€.
Todo en orden.
Y el curso decía algo importante…
“Aprenderás cómo segmentar tu lista y dar a cada suscriptor lo que quiere y poder etiquetar por comportamientos”
Oh
Te voy a contar una cosa sobre las etiquetas.
Cuando tenía 18 años, tenía dos etiquetas muy importantes para algunos, para otros no:
-Pelo.
-Tontería.
Solo pensaba en ser una estrella del rock y tener cientos de mujeres esperando en la puerta de mi camerino.
Cada noche.
Entiendo que este pensamiento pueda ser ofensivo para algunas Ministras, Ministros y Ministres, pero es lo que hay.
A mis 18 años soñaba con cientos de mujeres. Siempre pensando en mujeres desde los 9 hasta los
Creo que era algo habitual en la gente de la época, las mujeres también pensaban en hombres.
Éramos raros. No se pensaba en transformar la vida de miles de personas con bonus de valor incalculable de calcular.
Era todo más terrenal.
Ahora, los nómadas digitales tenemos tal obsesión por ayudar, que brillamos por la noche como los gusiluz.
Bien.
¿Y qué tiene eso que ver con las etiquetas?
Mucho.
Si vendes a personas humanas de la tierra y los etiquetas dependiendo de lo que hagan con tus mails, pues estás suponiendo que las personas tienen el mismo comportamiento que tus etiquetas.
O sea, un comportamiento mecánico.
No discuten, no se disgustan, no tiran el móvil por la ventana, no piensan en mujeres, no tienen miedos, ni envidias, ni sueños, ni días malos y peores…
La gente despierta entiende esto en menos de 30 segundos.
Pero muchos, aunque se lo expliques, seguirán pensando “cómo etiquetar por comportamientos” que ahí está “el secreto para ganar dinero con email marketing”.
Muy bien.
Si te hace ilusión no vender nada, puedes poner 30 etiquetas a la gente. O 300. Las que hagan falta.
Todo superficial pero digital.
Muy, muy bien.
Ahora, si lo que quieres es escribir mails que la gente quiera recibir y comprar, y no poner etiquetas como si tus suscriptores fueran botellas inanimadas de anís del mono, mira aquí:
Isra Bravo