Hace unos días, me escribió una persona cantidad de maja y que tiene uno de los podcast más escuchados del marketing online en el mundo hispano.
Me dijo: “Me pareces el peor copywriter que he visto, me encantaría que salieras en mi programa y hacerte una entrevista. ¿Te vienes?”.
Bueno, en realidad no me dijo exactamente eso. Lo de la entrevista y el programa sí, eso sí me lo dijo.
Y esta mañana, lo hemos hecho.
La entrevista, digo.
Total, que hablando de enganches psicológicos de persuasión y tal, me ha preguntado (la charla sale en unas semanas y lo anunciaré por aquí, hay un material muy bueno) que si tuviera que elegir uno, con cual me quedaría.
Es una pregunta complicada porque me gustan muchas formas, y cuanto más retorcidas, mejor, pero si me pusieran una pistola en el pecho…
Si me dijeran: “Isra, habla o muere”.
Si un ejército de orcos amenazaran con arrancarme la cabeza si no pronunciase qué enganche me gusta más diría…
“La curiosidad”.
Me gusta mucho la curiosidad.
Es fabulosa para los espacios cortos y para arrancar interminables cartas de ventas.
Lo que sí maticé en la entrevista es que una cosa es la curiosidad y otra jugar a las adivinanzas.
¿Por qué te digo esto?
Porque mucha gente, en la página de ventas de su web, hace un uso muy contraproducente de las imágenes.
Pero muy contraproducente.
Te lo resumo, si la imagen no es absolutamente clara (casi ninguna lo es y la mayoría sobran) estimulas a que el lector juegue a las adivinanzas, en vez de centrar su atención, que es lo que hay que hacer.
No es lo mismo curiosidad que adivinanzas.
O peor, si pones una imagen que no tenga mucho sentido, se podría hacer una idea equivocada de lo que sea que vendas y sentirse decepcionado.
Mucha gente pone muchas imágenes sin sentido en sus páginas de venta.
¿La solución?
Para captar la atención del lector sobre lo que realmente vendemos, nada mejor que las palabras.
Para aprender cómo utilizarlas, es aquí:
Isra Bravo