Cuando montamos un negocio pueden aparecer muchos problemas.
Esto es lógico y hasta ahí todos estamos de acuerdo.
Algunos de esos problemas, serán inevitables.
Otros, son perfectamente evitables.
Uno de los evitables, y que es más habitual cometer, es la mentalidad de pobre.
Esto es muy fácil de ver.
Alguien decide montar un negocio.
En muchas ocasiones, cuando eso pasa, tenemos poco dinero.
Estamos empezando y el presupuesto es poco.
No siempre, claro, pero muchas veces.
¿Y qué suele pensar la gente que monta su negocio y que tiene poco dinero?
Que todo el mundo está igual.
Que todo el mundo es pobre.
¿Y qué es lo que pasa cuando piensas así?
Pues que pones precios bajos y te diriges al cliente que tiene poco presupuesto o al que tiene pero no quiere gastar.
O sea, al peor de los clientes posibles.
Esto es así de simple, así de sencillo.
Un ejemplo:
Eres copywriter y como estás empezando y no tienes un duro, ofreces tus cartas de venta por 350€.
Al margen de que nada que valga 350€ se puede llamar carta de venta, estás pensado que todo el mundo es pobre.
Y no es verdad.
Hay mucha gente con dinero, mucha más de la que parece.
¿Y dónde está el dinero?
Pues en muchos sitios.
En centrales de franquicias.
En despachos de abogados.
En empresas de ingeniería.
En asesores financieros.
En emprendedores sigilosos que facturan un millón de euros desde su casa con una plantilla que son él y su cafetera.
En inversores.
En mil sitios.
En mil sitios donde algunos tienen y otros no tiene, claro.
Hay muchos abogados pobres también.
Pero lo que es seguro es que si trabajaras para emprendedores de los que empiezan, pues no te lo estarías montando bien.
Personalmente he sido casi toda mi vida pobre como una rata.
Pero siempre que he montando algo para ganar dinero (con su carrusel de hostias correspondientes, claro) he tenido algo claro:
Voy donde esté el dinero.
Para ir al que es pobre como una rata ya estoy yo.
Bien.
Yo mentalidad no vendo.
Ahora, cuando un cliente me pide consejos de precios siempre le digo que mire alto.
Alto.
Alto.
¿Y si estoy empezando?
Si estás empezando empiezas alto.
Y luego subes más.
El mundo no necesita más pardillos.
O quizá, sí.
En todo caso, si quieres aprender copywriting, tengo un curso que lo mismo te interesa:
Isra Bravo