Uno de los errores más habituales es que te quieran vender algo, te pregunten y no te dejen responder.
¿Cómo?
Mira,
un vendedor te cuenta su película, después te pregunta qué te parece, entonces, si el cliente tarda más de dos segundos en responder, el vendedor se pone nervioso.
Quiere llenar el vacío.
Quiere que las cosas avancen.
Que no se paren.
Pues no.
Cuando preguntas, te callas.
Y si necesitan diez segundos para responder, pues diez segundos callado.
Bueno.
Mucha gente quiere utilizar el email marketing para vender y cree que hay que dar muchas razones para comprar.
Pues nada. Sigue.
Otra cosa.
Si te dicen que antes de ofrecer ningún producto debes “enamorar” al potencial cliente te están tomando el pelo.
Quizá a propósito, quizá porque el que lo dice no se entera de nada.
Pero es lo que hay.
Puedes hacer con esta opinión no solicitada lo que quieras, faltaría.
Te lo cuento porque uno de los elementos de creación de opinión, influencia y persuasión, es la repetición.
Esto no lo digo yo.
Esto lo sabían los abuelos de nuestros abuelos. Y sus abuelos.
Entonces la mayoría de la gente que nunca ha vendido nada, pero que es muy buena en lo suyo, busca que alguien le ayude con las ventas.
Pero no les dicen lo de la repetición.
Porque eso no es novedoso, ni brillante, ni se pueden trabajar diez días para facturar lo de 10 años.
Y ve todas esas cosas donde le dicen que debe hacer lanzamientos siguiendo no sé qué fórmula porque así van a causar un impacto tan grande que van a cerrar la capa de ozono.
Pues muy bien.
Un montón de gente que no tiene ni idea de vender haciendo lanzamientos de 15 días, de los cuales 7 no venden porque antes les tienes que ir enamorando.
Madre día.
Muy madre y muy mía.
Bueno, de hostias se aprende. Y ahí se recibirán muchas. Hostias, digo. Al tiempo.
Tengo un curso. Es para aprender email marketing.
Es para que entiendas la psicología de ventas, el marketing de respuesta directa y utilizarlo todos los días de tu vida.
Y desde luego, es para vender desde el primer día, que es lo que hace cualquier persona normal, decente y aseada que tiene un negocio y no un circo.
Isra Bravo