–¿Entonces tú eres acaso el conocedor de la sanguijuela? –preguntó Zaratustra– ¿y estudias la sanguijuela hasta sus últimos fondos, tú concienzudo?
–Oh Zaratustra –respondió el pisado–, eso sería una enormidad, ¡cómo iba a serme lícito atreverme a tal cosa! En lo que yo soy un maestro y un conocedor es en el cerebro de la sanguijuela: ¡ése es mi mundo!
Nietzsche riéndose de la especialización.
Hoy día se habla y se repite hasta un punto, casi ridículo, sobre la especialización.
Evidentemente, no tengo nada en contra de la especialización.
Y puede ser una estrategia inteligente si vas un poco más allá.
Pero repetirlo y repetirlo sin profundizar no es buena idea.
Los filósofos cuentan que los hombres más sabios del mundo, son los que buscan la visión totalizadora.
Una explicación del todo. De los porqués.
De lo que nos da sentido.
Hoy día, se machaca a tal extremo en la especialización que mucha gente monta negocios y no sabe de casi nada.
Me refiero que no sabe de casi nada de lo que rodea a su propio negocio y su propia especialización.
Eso es triste y peligroso.
Las dos cosas.
Y aunque no puedes ser bueno en todo, ni conocer todo, cuando uno monta un negocio sí debe tener una visión totalizadora del mismo.
Debe hacerse muchas preguntas que van mucho más allá de su especialización.
Debes ser capaz de dar respuestas o al menos, buscarlas.
Entre ser generalista y mediocre en todo…
y estar tan especializado en lo tuyo que no sepas distinguir un gasto de una inversión , por poner ejemplo extremo, hay un mundo.
Por tanto, en mi opinión no solicitada de hoy, la especialización está bien, pero debes exigirte más.
Que tú seas una de las piezas del engranaje, no significa que no debas conocer cómo funciona toda la cadena.
Si eres copywriter y no funcionan los textos, tienes que saber mirar mucho más allá de ellos.
Saber si pudo fallar el tráfico.
El producto.
El precio.
Tú.
Tu hámster.
Cómo se presentó o en qué momento se hizo.
Incluso, si elegiste mal el cliente.
Si eres tan especialista que no sabes ver con claridad todos los detalles que rodean tu trabajo, sencillamente, tu trabajo es el cerebro de la sanguijuela.
Bien.
Un copywriter escribe para vender, siempre.
Cuando negocia también está vendiendo. O debería.
Eso es muy importante.
Y aquí enseño finas maneras de hacerlo.
Isra Bravo