Ayer un amigo editor me mandó una foto graciosa.
Era para agradecerme que le pasara un buen cliente.
Se lo pasé porque es muy buen editor.
El caso es que me dijo, si sabes de alguien más que tenga el libro acabado y quiera los servicios de un editor independiente, me lo dices.
Y le dije, vale, lo comentaré en la lista y si alguien lo necesita que me responda el email y le paso tu mensaje.
No me llevo nada por esto, claro.
Soy vendedor, me encantan las comisiones pero en Internet, al menos de momento, rechazo cualquier tipo de pago.
¿Algo en contra?
Para nada, es más, he vivido gran parte de mi vida a comisión.
Pero ahora no quiero. Mis productos y ya.
Bien.
Pues en la foto que me mandó el editor se veía a un grupo de tíos muy separados y uno de ellos llevaba un burro a la espalda.
Entonces alguien decía… “qué majo, lleva el burro a la espalda para ayudar al animal”.
Y otro le respondió… “pues no. Lleva el burro a la espalda porque están pasando un campo de minas y si no controlan al burro, explotan todos”.
Es importante controlar al burro.
Siempre es importante controlar al burro.
Y no fiarse de las primeras apariencias.
Quizá si ves una foto de alguien que lleva un burro a la espalda pienses que el burro le importe mucho.
Pero en realidad lo lleva a la espalda para que el burro no le mate.
Por eso la mayoría de las cartas de ventas son “muy bonitas” y dicen que ganan 117.347, 777€ euros la hora.
Mucha gente pues piensa que el burro lo llevan encima porque son muy buena gente.
Y lo mismo no es eso.
No sé.
Bueno.
Tampoco sé de diseño.
De hecho soy feo y mis cartas son a juego.
Ahora, no dejo que el burro corra por el campo de minas.
Si te interesa escribir cartas de ventas que venden y no que lo aparenten, mira aquí:
Isra Bravo