Un banco que es el Deutsche Bank invita a un tío con pinta de repartidor a que les cuenta cómo vender escribiendo.


MIra.

El otro día me invitaron en el Deutsche Bank para que les hablará de copywriting.

Estaba el jefe de división y 150 empleados.

Al jefe le gustó tanto lo que conté que me quiere invitar a comer.



¿Qué les conté que les pareció tan interesante para un negocio?

Espera, ahora te digo.



El caso es que para poder ir al baño el jefe me tuvo que dejar su tarjeta de jefe para que algunas puertas se abrieran. 

Todo era de máxima seguridad.

Para ir se abrieron bien, pero al volver, no había manera.

Así que allí estaba yo, atrapado en un pasillo de la sala más lujosa de un banco con mi pinta de repartidor de camiones y jugador de rugby retirado.



Al rato me rescató una chica que se dio cuenta que el que tenía pinta de repartidor no había vuelto.

Que quizá se hubiera muerto.

O se habría perdido, no parecía muy listo.

Un tío lo suficientemente alto y ancho como para dudar de que la sangre le llegue bien a la cabeza.

Un tío con pinta de comer madera. 

Un animal insensible acostumbrado a recibir golpes. 



En el rato que estuve atrapado pensé en qué cosas me podría preguntar un banco.

No era una charla.

Iría allí, me sentaría en medio de la sala y cada uno me podría preguntar lo que quiera.

Eso hicimos.

El jefe llevó la iniciativa que para eso era el jefe.



Me preguntaron un montón de cosas.

Al acabar me dieron una gran ovación.

Me acordé de mis padres.

Su hijo tarado, en un banco, en camiseta y zapatillas y con pinta de repartidor de camiones, siendo aplaudido por responder preguntas.

En un edificio de esos que pocos años antes no me hubieran dejado entrar ni para pedir la hora.

Me sentí bien por ellos.

Cada día que pasa, me puedo morir un poco más tranquilo.



¿Qué les conté que les pareció tan interesante para un negocio? 

Básicamente, les conté los ángulos que apliqué para arrancar mi negocio y que explico en profundidad en mi libro Escribo porque me gusta ganar dinero

Vieron ángulos que aplicar para ellos. 

En Deutsche Bank tontos no son. 

Llovían ideas entre departamentos. 

El jefe quiere que vayamos a comer juntos. 

Hay gente que dice que son los 16€ peor invertidos de su vida y que debería seguir descargando camiones. 

Que soy gentuza. 

Todo en orden

Escribo porque me gusta ganar dinero. El libro. 

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*Copywriter Isra Bravo