En mi curso de Copywriting para atrevidos hablo de Jim Camp.
Este hombre fue considerado en vida, el mejor negociador del mundo.
La primera vez que oí hablar de Jim Camp estaba trabajando en Porcelanosa. Mi jefe de entonces era un fanático de este tío. Y con razón.
De todo lo que he visto, leído, probado y aprendido de una forma u otra, ya sean formaciones en las empresas en las que trabajé o en cursos, este tipo es, sin duda, el mejor.
Jim Camp es el jefe.
Era piloto de avión y sin embargo empezó ganando más dinero vendiendo aspiradoras y ese tipo de cosas que subido al avión.
Hace falta ser realmente cojonudo y persuasivo para ganar más dinero vendiendo (muchas veces puerta a puerta, ojo) aspiradoras que subido a un avión.
Las técnicas de negociación de Camp son poco conocidas en Europa. Apenas conocidas en España y desde luego nada conocidas por todos aquellos que venden cursos para que tengas cola de clientes en menos de dos semanas.
En esos cursos (los he conocido y sé lo que te cuento) dicen cosas como que, para cerrar más ventas, para tener un porcentaje de conversión más elevado, le debemos pedir a nuestro cliente que nos diga qué día le viene bien que le llamemos para confirmar si le interesa o no.
O dar diagnósticos gratuitos. Mentira.
Se dice que debes hacerlo cuando el cliente te dice que “se lo tiene que pensar”, algo muy habitual.
Bien.
Jim Camp se habría reído bastante de esta técnica.
¿Por? Porque no vale para nada. Excepto para saber qué día te van a ignorar. Sí, a veces venderás, pero ¿eso es lo mejor que me pueden enseñar en un curso para vender?
Para nada.
Si te has gastado 900€ en un curso o 5.000€ en un Máster de marketing y te han contado eso, lo siento. De verdad. No te lo digo de broma. Lo siento.
Quizá sea ese el motivo por el cual un montón de gente hace formaciones carísimas y no vende. La sencilla razón es que esas técnicas de venta no valen para nada.
No enseñan a utilizar la psicología y la persuasión para llevar a un elevado estado de excitación al cliente, que es donde le tienes que llevar.
En todo caso, a mí también me contaron todas esas historias. Así me iba.
Pero bueno, todo tiene remedio…
Isra Bravo