Esta historia parece muy obvia, pero no lo es.
Te cuento.
Una de las cosas de las que hablo en mi curso de Copywriting para atrevidos es de garrapatas.
De garrapatas y de perros.
Posiblemente, es uno de la ejemplos más profundos de ver cómo de lejos se puede llegar con el copywriting en todo el curso.
Recibo muchos comentarios hablando de ese texto. Queda claramente dibujado en la cabeza del que lo lee, y luego lo puede utilizar para su negocio.
Sea lo que sea lo que venda, claro.
Repito,
perros y garrapatas. Garrapatas y perros.
¿Amor?
¿Cambiar vidas?
¿Misiones, valores, colores?
¿Plantillas, pastillas, natillas?
Nada de eso.
Garrapatas y perros.
Bien.
Yo entiendo que esto pueda sonar muy feo para muchos, pero es que mi trabajo no es conseguir clientes ni sonar bonito.
Mi trabajo es conseguir los mejores clientes posibles.
Conseguir clientes, no.
Los mejores. Conseguir los mejores.
Y para eso la mayoría se tienen que quedar fuera.
Para eso, garrapatas y perros.
Es lo que hay.
Esto te lo cuento porque cuando era pequeño, tenía un amigo que era medio lerdo y no se le ocurrió otra cosa que patear un clavo de 12 cm con chanclas en sus pies.
Un clavo que estaba clavado sobre el césped.
Ahora imagina el clavo en el talón. Hundido unos 7 cm.
Así fue.
Quédate con esa imagen en la cabeza.
El medio lerdo gritaba. Y sangraba. Y el clavo. Y el talón. Vaya cuadro.
Años después, ya sin contacto con el amigo medio lerdo, me encargaron los textos para una empresa que vendía cubiertas para piscinas.
¿Y qué hice?
¿Cómo enfoqué los textos?
Pues me acordé del medio lerdo y me puse a escribir.
Garrapatas y perros.
Perros y garrapatas.
Lo verás dentro del curso y es una de las lecciones más valiosas.
Lo dicho.
Para aprender copywriting en profundidad, mira aquí:
Isra Bravo