Cuando al genio Charles Bukowski, el que habría sido el mejor copywriter de la historia si hubiera sido copywriter, le preguntaban por su éxito, daba buenas respuestas.
A ver, él siempre comentaba (y no mentía) que cuando empezó a tener cierta fama en ambientes underground, le escribían chicas para conocerlo y tener “lío” con él, ya me entiendes.
Chicas que viajan hasta Los Ángeles para verlo.
Chicas jóvenes, chicas guapas.
Entonces, una vez en una entrevista, la periodista le preguntó por ello.
-Señor Bukowski, ¿qué cree que le interesa de usted a todas esas chicas? No es usted un actor, ni un deportista. No parece tener ese perfil de ídolo.
-La verdad, no lo sé. Soy feo. Y tengo casi 60. Ellas son guapas y no llegan a los 30. Tampoco es por mi dinero, gano mucho, pero no me piden. Solo vienen a conocerme, hablamos y luego pasamos un rato juntos. Pero no sé porqué sucede. Supongo que es porque escribo y algunas mujeres piensan que eso me hace un hombre especial. Pero no soy especial, solo escribo y bebo vino.
Bien.
Sigamos hablando de cosas especiales. De hacer creer a los demás cosas especiales.
Salvador Assael fue capaz de crear de la nada el mercado de las perlas negras. Las hizo especiales de la nada.
Al principio no vendía nada. Cero.
La gente pasaba de las perlas negras.
¿Perlas negras? Paso. Piérdete. Que se jodan tus perlas.
¿Qué hizo?
Las hizo especiales.
¿Cómo lo hizo?
Pagó anuncios en revistas y colocó las perlas junto a diamantes y esmeraldas. Y puso a las perlas negras el precio más alto.
Desorbitado.
¿Perlas negras? Dame. Amo tus perlas. No puedo vivir sin perlas negras.
Bueno.
Es casi seguro que tú no tienes perlas negras.
Es casi seguro que tampoco tienes el talento de Bukowski.
La gente no va por ahí con las nuevas perlas negras ni con el talento de los genios.
Normalmente no es así.
Sin embargo, en mi curso de email marketing revelo algo que aprendí del viejo Bukowski que desde que lo aplico en mi negocio… pues tengo un negocio.
Es algo que cualquiera puede aplicar para generar autoridad y halo de manera casi automática. Pero hay que utilizar la cabeza. No es una plantilla. No te engaño.
Si haces eso bien, reforzarás tu marca y se generará mucho ruido. Ruido bueno y ruido más, más bueno.
Ya sabes, gente que te insulta, que no te perdona, que se inventa… es inevitable. Es bonito.
Es la manera que tiene la competencia de ponerte al lado de los diamantes y las esmeraldas. Ojo con eso.
Mientras pasa, tú sigues vendiendo y enseñando todo lo que sabes a quien quiera aprenderlo contigo.
Lo que sea que tú ofrezcas.
Yo enseño a vender escribiendo. Vender escribiendo en la web. No sé hacer otra cosa, pero esto sí se hacerlo.
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Isra Bravo