Hoy hablaré de los efectos del contraste para vender.
El contraste lo utiliza muy poca gente.
¿El motivo?
Ni idea. Si lo supiera todo no sería copywriter, sería opinador en twitter.
Bien.
Un caso real con mi curso.
Una de las personas que lo compró (copywriter con años de experiencia) aplicó a sus presupuestos lo que sugiero que se aplique.
Se lo enseñó a tres personas de su confianza.
¿La respuesta de estas personas?
Le dijeron que les parecía horrible. Concretamente le dijeron que les había “horrorizado”. Tal cual. Y que prácticamente no trabajaría con nadie.
Le pedí que me mandara al soporte cómo lo había hecho.
Ninguna pega. Estaba perfectamente aplicado. No me cabía ninguna duda viniendo de un profesional como él, pero quise verlo antes de poder dar una opinión.
Casi al mismo tiempo, otra chica que compró el curso, también copywriter, ella especializada en SEO y negocio al 50% con un diseñador, (si necesitas de estos servicios, me respondes este mail y te lo hacen todo. Diseño, posicionamiento, contenidos… NO me llevo nada y lo que pactéis es cosa vuestra) hizo también lo que sugiero que se haga para presentar propuestas y cerrar tratos.
¿El resultado?
Le respondieron en menos de 10 minutos. (Literal)
Y en menos de 24 horas ya tenía al cliente. Un trabajo completo. Y además, ahora les han contratado más cosas.
Es muy probable que estas personas le recomienden a otras personas que trabajen con ellos.
La rueda gira, ya sabes…
¿Lo mejor?
Que consiguieron captar a un cliente potente antes de tener la web.
Todo gracias a utilizar la psicología y el contraste a la hora de presentar proyectos.
En resumen.
Unos se horrorizaron.
Otros persiguieron a esta chica incluso sin tener web. (ahora ya la tienen)
De ambas reacciones podemos (y debemos) aprender.
¿Dónde quiero ir a parar?
Pues que para resultar persuasivo, a veces resultarás molesto.
No siempre, claro. A veces.
Eso no es ningún problema. En absoluto.
Vamos, a no ser que ganar dinero con tu negocio te suponga un problema.
Isra Bravo
