Esta mañana he visto, de casualidad, un gran anuncio.
Un anuncio muy bueno para vender vino que, por precio, quizá no parecía ser tan bueno.
Me acordé de un suscriptor muy majo que el otro día me preguntó si se podía vender, gracias al copywriting, en nichos muy competitivos o donde fuera el precio el factor de decisión más importante.
Mi respuesta rotonda es sí.
Perdón, mi respuesta rotunda. Todavía no me he bebido el vino.
Y me acordé porque el anuncio muy bueno que he visto esta mañana, decía así:
“Nuestros vinos de 6 dólares son mejores que la mayoría de los vinos premiados de 60 dólares”.
Muy bueno, sí señor.
Un copywriter novato habría puesto…
“Enamora a tu pareja con este vino que se diferencia de su competencia y demuestra su potencial”
“Emborráchate mientras ayudas a miles de personas y cumples tu misión”
“Consigue resacas alineadas con tus valores por solo 6 euros”.
Esto está pasando ahí fuera. Pero lo dicen en serio.
De broma, no.
En serio.
En mi opinión no solicitada de hoy, quien tiene que decir cada dos pasos los valores que tiene de lo que sea que venda, es que está muy despistado.
A ver, si quieres saber de ética y de valores, puedes ir al maestro Gustavo Bueno.
Y si quieres vender tu curso o tus servicios, puedes aprender a vender.
Mezclarlo con ética demuestra no saber vender, ni saber de ética.
Ni una cosa,
ni la otra.
En fin, haciendo amigos que es sábado.
Pues el anuncio muy bueno que te decía antes, te llevaba a una carta de ventas. Eso ya me gustó menos, pero bueno, lo mismo la mía tampoco te gusta,
es aquí:
Isra Bravo