El otro día, un amigo me mandó una captura de pantalla de un foro.
Era de una chica que acababa de entrar en un programa de copywriting de alto nivel.
Un nivel tan alto que los profesores no han trabajo de copywriter casi ninguno. En esos programas los profesores son como altos cargos del gobierno.
No han pisado calle ni han trabajo fuera del partido en su vida, pero ahí están, enseñando.
Muy bien.
Supongo que el proceso de selección será, más o menos, así:
-¿Qué experiencia tiene usted para enseñar a otras personas en esta profesión?
-Hice su curso el mes pasado.
-Sorprendente. Su trayectoria es envidiable y meteórica.
-Eso me parece a mí también.
-Será un excelente maestro para el que entre este mes. Pagamos poco, pero menos le van a pagar ahí fuera por lo que sabe de copywriting. En la próxima convocatoria podrá usted ofrecer el programa a cambio de una comisión. Tenga en cuenta que, posiblemente, sean los únicos ingresos que genere como copywriter. Pero ya es usted profesor. Contratado.
El caso es que la chica, que era nueva y andaba despistada, preguntó…
“¿Alguno de los tutores copywriters experimentados me pueden pasar páginas de venta que hayan escrito y hayan tenido éxito? Sería muy inspirador”.
(Sonido de grillos)
Todavía está sentada esperando. Y lo que le queda.
Es lo que hay.
Bueno.
Te voy a contar algo muy divertido.
Mira.
Uno de mis primeros trabajos en ventas consistía en medio engañar a mi familia y a mis amigos, que para eso son mi familia y mis amigos.
Yo les vendía unas cremas que aliviaban el dolor
de espalda,
de rodilla,
de caderas,
de cuello,
de lo que hiciera falta.
Estaban hechas con un extracto de abeto asiático. Poca broma.
Era súper exótico todo. Tan exótico que no se podía ni pronunciar.
Tan exótico que si te ponías esa crema ya casi hablabas chino y filipino.
El plan era sencillo.
Tú me compras un lote de estas cremas que no te van a servir de nada…
Y luego se las ofreces a tus familiares y amigos que tampoco les va a servir de nada, pero te llevas comisión.
Y así.
Mini vividores con valores. Con misión,visión y comisión.
Pues eso. Es lo que tienen las pirámides.
Bien.
Tengo un curso de cartas de venta que se puede utilizar para vender cosas que merezcan la pena o cosas que no valgan para nada.
Esto es así.
El curso no te convierte en buena persona.
Ni en mala.
Tampoco te juzga.
Es solo para gente que tiene algo que vender y quiere escribir una buena página de ventas utilizando el copywriting y la psicología escrita.
Si te interesa, mira aquí:
Isra Bravo