El otro día estaba hablando con un amigo que hace años que no veo aunque es suscriptor.
Me preguntó que cómo me iba eso del copywritin. Le dije que muy bien.
Mira, la mayoría de la gente no suele decir que le va muy bien por si le piden dinero, yo lo entiendo.
Pero a mí me da igual porque si me piden dinero digo que no me dejan por la nueva ley de protección de datos.
Bien.
El caso es que también me preguntó que si tenía más clientas o clientes.
La respuesta le sorprendió.
Tengo más suscriptoras, y tengo más clientas. Le sorprendió porque según él, soy un poco “bruto”.
Pues vale.
Lo único que tengo claro es que no trato a las mujeres como si fueran jarrones de porcelana china.
No necesitan mi “protección”. Ni mi condescendencia para “quedar bien”.
A las mujeres también les gustan las historias bizarras. Yo soy como soy. Sencillamente, las trato igual que les trato a ellos.
No tengo que ir de “guay”. No tengo que ser “más mujer” que ellas para que vean que las “entiendo”.
Eso es arrogante. El caso es que tengo más clientas que clientes. Clientes masculinos también tengo, claro. Pero son más mujeres.
Ahora mismo no sé si eres hombre o mujer, eso no es importante, lo que importa es que, si tienes un negocio y vendes algo, te peude venir bien aprender copywriting.
Da exactamente igual que sea hombre o mujer.
Isra Bravo