De burbujas inmobiliarias y de parias. Una gran historia

Hace unos años viví en Madrid.

Tenía un piso alquilado enfrente de la Plaza de las Ventas.

Lo compartía con una novia de entonces. Como apenas nos veíamos, duramos siete años.

Bien.

Uno de mis trabajos era vender pisos. Era la época de la famosa burbuja inmobiliaria.

El caso es que, como estaba todo el día en la calle vendiendo cosas, conocí a gente interesante como el Señor Abilio.

El Señor Abilio era un tipo que compraba los pisos de tres en tres y los vendía meses después por mucho más dinero.

Pero lo mejor era que no compraba el piso completo, lo hacía solo con la señal. Sobre plano.

Por ejemplo, compraba sobre plano tres pisos, pagaba 6.000€ por cada uno y antes de la entrega se lo vendía a otro con un beneficio de 12.000€ por piso.

Quizá esto te parezca raro pero, la gente que conozca cómo se hacían las cosas hace unos años, sabe de lo que estoy hablando.

El mercado entonces era increíble.

El Señor Abilio me entregó 8 pisos para vender en la zona de Malasaña y había cola de compradores.

¿Cola de compradores?

Literal.

Había cola de gente para ver el piso y muchos venían con 3.000€ para dar la señal en ese momento.

Se vendía todo y todo se vendía rápido.

Yo me divertía poniendo anuncios contando historias.

Si vendía un chalet en Arturo Soria (zona de mucho dinero), les contaba la historia de un embajador adúltero, por ejemplo.

La gente me llamaba, me hacían comentarios sobre la historia y si podían ver la casa.

También ponía anuncios en las farolas. En papel, pegados con celo.

Ahí contaba historias rarísimas y me llamaba gente todavía más rara que me hacía proposiciones incluso más raras que ellos.

Dejé de hacerlo. Hay mucho loco leyendo farolas.

Además, en realidad no hacía falta, pero me divertía así.

Bien.

Llegó un momento, mucho antes de que estallara la burbuja, que me di cuenta de que aquello no pintaba bien.

Sin embargo, la mayoría de la gente decía que los pisos jamás bajan y como mucho se mantienen.

¿El sentido común? De eso poco.

Casi todo el mundo era “experto”.

Por eso la mayoría de la gente no debería emprender y es mejor que trabajen obedeciendo órdenes de otro. Así mejor.

Eso sí, con un poco de sentido común, se puede ganar dinero.

En plena burbuja era habitual escuchar conversaciones tipo…

-Los pisos nunca bajan porque me lo ha dicho mi primo.

-¿Y quién es tu primo?

-Mi primo trabaja de cocinero en un hostal de Getafe pero se ha comprado varios pisos y es un tío bastante listo.

-Ah, entonces me callo. Todo en orden. Si lo dice tu primo, su mujer y tú, entonces los pisos no pueden bajar en la vida.

 

¿Cómo se llama esto? En resumen y hablando claro, no tener ni puta idea de lo que se habla, ni de lo que se vende.

Así que todo aquél que quiera montar un negocio, da igual el sector, debería saber vender y conocer PROFUNDAMENTE a su cliente.

¿Mi proposición indecente para ti?

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Isra Bravo

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