Ayer recibí un mail de una suscriptora. Le comenté que tenía que utilizarlo y me dijo que no esperaba menos.
Bien.
Decía así, tal cual:
“Hola, Isra. Hace unos días me dijo una amiga que te siguiera, que tus mails eran muy buenos. La hice caso, me suscribí y mi amiga no mentía. Me encantan tus mails. Pero no te escribo para decirte que eres un puntazo, estarás acostumbrado a eso.
Te escribo para decirte que no tenía ninguna intención de comprar nada, pero me estás atrapando y creo que compraré tu curso por el gusto de hacerlo. Pero ya que lo voy a comprar, que menos que preguntarte una cosa. soy Dominatrix, me dedico a recibir a hombres en mi gabinete. Esta es mi web (…) ¿crees que el copywriting me puede ayudar en algo?
Por otro lado, tengo unas cuantas ideas de negocio relacionadas con la dominación, no te puedes imaginar el dinero que se mueve ahí, en hombres que quieren ser sometidos, y me gustaría que tú me ayudaras a conseguir más clientes. ¿tienes algún problema para trabajar en este sector? El dinero no es problema.
Un beso y un latigazo ;-) de una admiradora.”
Oh
Me encanta que se despidan con un latigazo. Me han despedido de muchas maneras, pero con beso y latigazo, pues no.
(También me encanta que me despidan diciendo que el dinero no es problema.)
Y realmente me puedo imaginar la cantidad de dinero que se mueve en el sector de humillar tíos raros.
Bien.
¿Vale el copywriting para el sector de humillar tíos raros? Claro.
Los tíos que contratar a una ama dominatrix buscan, que les pateen las pelotas, les pongan pinzas en los pezones, les insulten, les aten un collar y lo paseen por la casa, les den de beber en el cuenco del perro, les den latigazos… en fin, este tipo de cosas.
Bien.
La forma en que yo enseño copywriting es para que sepas vender y sepas venderte.
No para que te pateen las pelotas, ni para que te pongan pinzas en ningún sitio, ni para que bebas del cuenco del perro.
La forma en que yo enseño copywriting es para que seas tú el que domines tu negocio.
Ese matiz, esa pequeña enorme diferencia, es la que separa al que bebe del cuenco del perro, del que gana dinero.
Isra Bravo