En la cervecería que estaba ayer, justo a mi lado, había dos tíos con unos brazos más anchos que mi cabeza.
Casi se podía escuchar cómo crujían sus camisas a la altura del bíceps.
Era hipnótico.
Debían salir a camisa cada dos horas, al mínimo movimiento no previsto, aquello reventaría.
El caso es que, como soy copywriter, (o tal vez solo un cotilla sin nada mejor que hacer) me puse a escuchar.
Eso es lo que se supone que hacemos los copywriters, ¿no?
Escuchar.
Leer.
Y escribir.
Si tengo que grabar 45 vídeos para explicar esto, mal vamos.
Bien.
El caso es que uno de los cachas le dijo al otro…
-Como me gustaría tener un gimnasio. Pero sin máquinas. Tipo crossfit y con un ring de boxeo en el medio, para que todas las actividades se hicieran alrededor. ¿Entiendes a qué me refiero?
Me hizo gracia…
A mí, hace años, también me apetecía un montón.
Me hacía ilusión montar un gimnasio. Me parecía (y me parece) un negocio muy chulo.
Lo que pasa es que cuando me apetecía a mí no le apetecía a la vida.
La inversión era muy alta y en esa época bastante tenía con llegar a mitad de mes.
A final de mes, no. A mitad.
Total, que el otro cachas respondió…
-Sería la hostia. Aprovechando las paredes para hacer escalada. Estaría encantado de ir al curro.
Pues oye, lleva razón.
Aunque no es lo mismo ir a entrenar un par de horas, luego una ducha y salir a tomar una cerveza, que gestionar el negocio.
No tiene que ver.
Esto te lo digo porque hacer un curso y aprender, pues a veces tampoco tiene que ver.
Los cursos para enseñar a vender con plantillas son como subir a los coches de choque de tu pueblo y pensar que estás preparado para ganar el Dakar.
No olvides el casco, por si acaso.
En fin.
Si quieres ganar dinero en internet con plantillas, fórmulas o porque tu pasión sea ayudar a miles de personas y millones de medusas, pues muy bien. Nada en contra.
Mucha suerte.
Ahora, si en vez de suerte lo que quieres es aprender de verdad, lo mismo esto te interesa:
Isra Bravo