Que gran parte de la sociedad está infantilizada, es una realidad.
Se puede ver en muchos comportamientos de adultos con mentalidad débil y lágrima fácil.
Quizá sea porque no tienen presentes clásicos de la literatura infantil.
Bien.
En Caperucita Roja nos cuentan que hay malos.
Y no solo eso, también nos cuentan que los malos se suelen disfrazar de buenos.
A mi hija le cuento mucho esa historia, se la dibujo de diferentes maneras porque quiero que tenga muy claro que existe el mal y que existe el bien.
Y que debe tratar, con su inteligencia y su instinto, de cuidar de ella misma.
Ella debe ser responsable y utilizar su cabeza para, en la medida de lo posible, protegerse.
No la del gobierno, no la de ninguna pancarta, su cabeza.
¿Qué planes tengo para más adelante?
Por ejemplo, cuando cumpla 16 años tendrá que repartir propaganda durante el verano.
O algún trabajo similar.
Un trabajo feo. Donde pase calor. Donde se detenga el tiempo.
Así, cuando venga un cantamañanas y le prometa, con un chasquido de dedos, la luna, ella podrá entender, aunque sea un poco, cómo funciona la naturaleza humana.
Y cuando la engañen, que la engañarán, aprenderá rápido y profundamente de ello. Sin ahogarse en el vaso de agua.
La vida es fascinante, con gente maravillosa pero no todo el mundo se ayuda… es desinteresado… está pensando en ti…
Y te protege.
Y te cuida.
Y te mima.
y te quiere…
el mundo está lleno de mentirosos, de inútiles, de trileros y de hijos de la gran puta, y lógicamente, no suelen ir con el cartel en la frente para anunciarlo.
Nuestros hijos deben entender (adaptado a cada momento vital en el que estén) que la vida es una jungla y que si nos ponemos zapatos es porque tenemos los pies delicados.
Nada más.
Bien, otra cosa. Si tienes un negocio te puedo enseñar a vender utilizando el email marketing. Es muy rentable.
Pero ojo, yo podría ser el lobo, caperucita, la abuela o ninguno de los tres.
Mira a ver qué te dice tu instinto y experiencia vital.
Isra Bravo