Cualquiera que haya pasado una mala racha y haya analizado la situación, se habrá dado cuenta de que la creatividad es solo instinto de supervivencia.
La creatividad está en todos los sitios, en todas las profesiones y está ahí, para resolver problemas.
Si la gente montara negocios y no tuviera competencia, no sería creativa.
Es sencillo.
La creatividad es solo una manera de sobrevivir.
A menudo me preguntan si es necesario ser creativo para ser copywriter.
Y la respuesta es… como para ser fontanero.
Abogado.
O para ser ama de casa y cuadrar un sueldo escaso y tres hijos, por ejemplo.
También hay que ser creativo si pides en la puerta de una iglesia y pasas de estar tú solo pidiendo a que vengan seis.
Bien.
Esto te lo cuento porque si piensas resolver problemas de venta comprando plantillas o aprendiendo sin ton ni son cuatro fórmulas de copywriting, pues nada, suerte.
Hay que profundizar más.
Es lo que hay.
¿Justo? ¿Injusto? ¿Lloramos? ¿Hacemos una petición de firmas para que prohíban pensar a los demás?
Pues no sé, pero, insisto, es lo que hay.
¿La buena noticia?
La creatividad te rodea. No tienes que inventar nada.
Solo debes observar con instinto de supervivencia.
Y hablando de observar y de instinto de supervivencia. En los años 50 un empresario de EEUU vio como su tienda de muebles era arrasada por el fuego.
No toda la tienda, casi toda.
¿Qué hizo?
¿Lloró? ¿Hizo una petición de firmas para que prohibieran a los demás vender muebles? ¿Compró plantillas para que pensara otro y no él?
Nada de eso.
Lo que hizo es una lección de ventas tan simple que funcionó en los años 50, funciona hoy, y funcionará mientras el azul del cielo presida nuestras cabezas.
Y se puede (y se debe) aplicar en cualquier negocio.
Si te interesa profundizar, está en el Módulo II:
Isra Bravo