En un curso de ventas que hice hace algunos años, el tipo que lo daba nos lanzó una pregunta.
Una pregunta bastante sencilla.
Mira a ver qué vas a responder, yo te la dejo aquí por si acaso te interesa… nos preguntó.
«Si mañana montáis una tienda, vosotros como dueños, ¿en qué parte del mostrador os debéis colocar?»
A ver, a mí aquella pregunta me pareció tan tonta que pensé que tenía algún truco. Así que pensé…
Pues encima.
Encima del mostrador.
Fumando un puro.
Pero eso lo pensé, decir no dije nada pues soy muy tímido.
El caso es que volvió con la misma pregunta…
«Si montáis una tienda, vosotros como dueños, ¿en qué parte del mostrador os debéis colocar?»
Y uno, el espabilado, el que tenía estudios dijo… “siempre en la parte del mostrador donde está el cliente”.
Le dio la razón.
La llevaba, claro.
La mayoría de las vences se nos pasa por alto ese detalle y mira que es sencillo.
Esto te lo cuento, porque el otro día, estaba hablando de copywriting en uno de esos sitios donde la gente se lleva a su primo para que les haga fotos con el móvil, subirlas en su web y parecer una autoridad irresistible en su nicho, y uno de los asistentes me preguntó:
«Disculpe… tengo una web desde hace casi dos años.
Apenas vendo nada y he tratado de hacer todo tipo de estrategias.
Creo que precisamente, no hice la más elemental de todas y es ponerme en los zapatos del cliente.
Dicho esto, ¿hay alguna técnica de copywriting para ponerse realmente en los zapatos del cliente?»
Pues mira, es una muy buena pregunta.
De hecho me parece tan buena que te explico cómo se hace exactamente eso, en el módulo II de Copywriting para atrevidos.
Si te interesa, aquí te amplío los detalles
Isra Bravo