Armas.
Todos tenemos las nuestras.
Sin excepción.
Pero no todos, ni mucho menos, saben utilizarlas.
Si el mundo fuera un lugar con lógica, un hombre feo no tendría posibilidad alguna de ser arrolladoramente atractivo.
Y los hay, claro. Todos lo sabemos.
En un mundo lógico estaría condenado a ser feo y punto. Pero eso no es verdad. Las cosas no funcionan así.
El mundo son impulsos, emociones, olores, sabores…
Ante un hombre musculado, con peinado laqueado, bronceado y con dientes blanqueados, ¿qué podría hacer el de físico anodino?
¿Ese que se pierde entre la multitud?
¿Imitar al modelo musculado?
¿Luchar con esas armas?
¿Para qué luchar con algo que no tienes?
No tiene sentido, es absurdo y poco inteligente.
Sin embargo, el feo (podría poner comillas pero se entiende) puede comerse el mundo igual que el guapo. Lo que pasa es que el guapo, sobre el papel, lo tiene más fácil, ¿pero desde cuándo eso ha sido un obstáculo insalvable?
Solo en los débiles lo es.
Lo que nunca deberá hacer es utilizar las armas del guapo.
Casi todas las empresas que nacen, son normales o feas.
No tienen mucho dinero.
Ni muchos contactos.
No tienen las armas de los que son gigantes ni de los que llevan mucho tiempo.
No las tienen.
Pero tienen otras.
Y la más importante de todas, la que lo cambia todo, es saber dibujar imágenes mentales nítidas en la cabeza del potencial lector.
En definitiva, saber ser atractivo.
Saber ser atractivo es el arma de casi cualquier empresa que es, simplemente, una gota en el océano, o sea, casi todos nosotros.
¿Por qué caen prácticamente todas muy rápido?
Porque no utilizan sus armas. Utilizan las que no les corresponden.
Se ponen trajes de hipermercado y zapatos italianos y gorra de béisbol y guantes de princesa.
No saben ni lo que dicen, ni cómo lo dicen, ni porqué lo dicen.
Eso no significa que no sean muy, muy buenos en lo que sea que hagan, simplemente no utilizan sus armas.
Y en el punto 4 de la página 27 de mi Masterclass para aprender a mandar presupuestos envolventes te digo, exactamente, cómo debes hablar para que el potencial cliente sienta que tú eres la persona que les ayudará a resolver de verdad sus problemas.
Haz eso y empezarás a utilizar tu verdadero poder. Y empezarás a ser atractivo… y ya sabes lo que va después.
Isra Bravo