Un 3% de niños lerdos

Aproximadamente el 3% de los niños y niñas y niñes y viceberzas, son disléxicos.

Un montón.

Luego también otro 3% tienen dificultades para la comunicación oral.

 

Mira, una vez estaba hablando con un niño, un niño que estaba jugando con mi pequeña en un parque, se me acercó muy serio y me dijo…

Tu hija se acuerda cuando el año que viene nos vimos en la piscina.

 

¿Pero que coño dice este niño? ¿Le ha robado la cerveza a su padre?

Entonces vino la madre y me contó que tenía dificultades para la expresión oral. Que le bailaba el espacio tiempo.

Me recordó mucho a mí. Mi problema era la dislexia aguda pero no me diagnosticaron.

En mi época, en los colegios de barrio, cuando un niño tenía problemas con el aprendizaje el diagnóstico era sencillo.

 

-Señora, su hijo es lerdo. Es como un tetrabrik, pero con pelo.

 

A ver, yo sabía que no era lerdo aunque todos los mensajes iban por ahí:

-No se esfuerza.

-No presta atención.

-No da para mucho más, ya puede salir guapo porque de la cabeza no saca ni para el tabaco.

-No es sensible. No parece sentir nada, entender nada, luchar por nada.

-No sabe empatizar ni ponerse en la piel de los demás.

-Todo suspenso menos gimnasia.

-Tu vida será un desperdicio.

-Tarado.

 

En fin, ya sabes.

Pero no era lerdo (tampoco ningún genio, era un niño vago que no se enteraba de nada) lo que pasaba es que si me contaban algo, tenía que prestar mucha atención para entenderlo.

Y si lo leía, directamente no lo entendía.

Y si escribía, no lo entendía ni yo, ni nadie.

Porque mi cabeza pillaba una palabra y la cambiaba de sitio. La ponía donde le salía de los cojones. Y las letras, igual.

Escribir me mareaba.

 

Por eso ahora escribo todos los días. Sin excepción. Hasta mi ultimo día.

Mal, pero escribo.

Mal, pero escribo otra vez.

Mal, pero me da igual.

Mal, pero menos mal que ayer.

 

Y así.

¿Y qué pasa?

Nada, qué va a pasar.

Solo digo que si yo leo mis emails de hace 5 años, pues pienso que era malo, pero malo de verdad.

Y vendía menos, claro.

Ahora más.

Antes menos.

Antes.

Ahora no, ahora más.

 

Así que bueno, habrá quien piense que no puede, que para escribir emails necesitas “un don” (no me jodas, ni que fuera subir a la luna) y habrá quien escuche, aprenda y escriba.

Sin miedo a nada. Sin miedo a nadie.

Todos los días, y gane dinero, todos los días también.

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*Copywriter Isra Bravo